Serie Original: Garavato

SERIE ORIGINAL es una iniciativa de CLICK donde nos sentamos a conversar con los artistas acerca de sus historias, lo que los inspira y motiva a no dejar de soñar. 

En esta ocasión entrevistamos a Tavo Garavato, un fanático de la música con 10 años de trayectoria en el cartelismo. Tavo ha hecho afiches para artistas como Gustavo Santaolalla e Iggy Pop y bandas del nivel de Café Tacuba, Interpol y Foo Fighters entre otras. Sus ilustraciones han aparecido en las páginas de revistas como Rolling Stone, Soho y el Malpensante.

Tavo Garavato

Hola Tavo, cuéntanos un poco de ti. Estudiaste diseño industrial y ahora estás en el mundo de la ilustración, los carteles y hasta el muralismo, ¿Cómo se dio este cambio?

Así es, estudié diseño industrial en Manizales y lo ejercí por 9 años. Trabajé en tres estudios de diseño de interiores, POP y mobiliario en Bogotá y Buenos Aires, Argentina. También fui cofundador de una empresa de diseño de mobiliario en madera que se llama Unodot, de la cual me desligué en el 2011.
Hoy en día lo aplico ocasionalmente para diseñar el mobiliario de mi estudio y de mi hogar. El diseño industrial es parte importante de mi vida, de la formación de Garavato y lo tengo muy presente en mi forma de trabajar.



  El cambio se dio porque la pasión te dice:
“Hey, hey, es por acá, no seas terco”.

Digo esto porque dibujar y crear personajes o situaciones es algo que hago desde que tengo memoria. Para mi se crea una imagen en el subconsciente luego de leer un libro, escuchar un disco, hacer un viaje o solo salir y ver lo que pasa por donde andas. Creo que la ilustración, el diseño y las artes están en todo, siempre me están contando algo. Así que llegó un momento en el que dejé de desarrollar mobiliario y espacios para marcas y empecé a construir un mensaje o historia a través de una imagen y luego la curiosidad me llevó a otros formatos como el muralismo, cartelismo, empaques y demás.

¿Siempre has tenido una inclinación artística?

Sí, la siento en mis recuerdos desde la niñez. Mi madre pinta y hace manualidades, así que tengo recuerdos de los óleos y lienzos en casa. Por otro lado está la música, mis padres, melómanos de sus tiempos nos heredaron eso a mis hermanos y a mi. Aún recuerdo el primer cassette que me dieron en el '87 cuando tenía 7 años y mi primera grabadora en el '95 con mi primer cd, que de hecho su carátula es una ilustración: Es Dookie de Green Day.
También recuerdo enamorarme de la primera maqueta que vi de un edificio, yo debía tener 10 años. Todas esas influencias las iba mezclando en mi cabeza durante mi adolescencia en Girardot. En la Universidad aprendí sobre arte.

 

 En Manizales el mundo en mi cabeza se abrió: Estaba la biblioteca de la facultad, las exposiciones, el festival de teatro, el Festival de la Niebla, Rock al Parque, internet que era algo nuevo, viajaba haciendo autostop y ahí fue donde pude saciar mi curiosidad y siempre ligado al punk y rodeado de artistas, músicos, arquitectos y antropólogos.

Tú has trabajado con grandes músicos y bandas de rock, y has logrado el sueño dorado de muchos ilustradores de poder diseñar carteles para tus bandas favoritas. ¿Cómo lo lograste? 

Sí, ha sido un sueño y como todo sueño, no se ha realizado por arte de magia, ha sido un proceso largo; este año cumplo 10 años de haber hecho mi primer cartel. 
Ahora veo porqué como dijo Steve Jobs en su discurso en Stanford: “Solo puedes unir los puntos mirando hacia atrás”. En mi caso, hacía fan art de canciones de bandas que me habían acompañado desde niño y recuerdo estar consumiendo ese mundo del cartelismo de la música sin tener idea que algún día iba a poder vivir de ello. 

 

Pero como en muchos sueños o ideas, debes tener una estructura. Siempre he sido melómano y curioso. Al principio compraba los discos, investigaba quién era el diseñador, fotógrafo o artista, averiguaba qué bandas tenían dentro de su historia el cartel como medio de promoción y así tocaba puertas. En el proceso aprendí que el “no” existe, pero no detiene y lo que buscaba era un sí, ofreciendo lo que sé hacer, haciendo amigos, invirtiendo, arriesgando y evolucionando, porque si no me exigía, hubiera podido pasar que con la línea de hace 10 años, hoy no hubiera podido llamar la atención de las bandas con las que he podido trabajar.

¿Qué tanta libertad creativa tienes en los diseños de estos carteles? ¿Cómo es el proceso?

Mucha libertad, las bandas grandes que llevan mucho tiempo apoyando este gremio, dan mucha libertad. Así me lo han hecho sentir clientes y bandas internacionales. Como me dijo un merch manager de una banda gigante: “Te eligieron y saben que eres un artista, como lo son ellos, solo apoyo y respeto”. Con las bandas nacionales todavía no pasa lo mismo, pero es entendible, el mercado es nuevo acá, hay un riesgo, una inversión, estamos aprendiendo y apoyándonos mutuamente.

El proceso, depende, hay muchas variables, como el tiempo. Hay bandas que aceptan artes dos o tres meses antes del show, como otras que los aceptan diez días antes. En cuanto al desarrollo del arte, si la banda me gusta mucho, puedo desarrollarla en dos o tres días, pues ya tengo una idea basada en sus canciones o en su historia.

Por lo general para cualquier banda, primero escucho lo más reciente que hayan sacado, reviso los carteles de sus últimos shows, videos, el concepto del último disco, hago una investigación, escribo ideas con pequeños garabatos rápidos, luego hago bocetos a lápiz y papel siempre. Yo trabajo primero las ilustraciones a mano con tinta negra sobre papel, luego hago la diagramación y el color en digital. Me gusta hacer los carteles a tres tintas, máximo cuatro, contando el papel como el cuarto o quinto color. Imprimo en serigrafía, la envió y cruzó los dedos. Algunas bandas piden ajustes, los hago y el cartel queda listo para impresión y redes.

TAVO GARAVATO EN CLICK

Interpol - Bogotá
$120,000
Foo Fighters - Bogotá
$150,000

Hacer los carteles para tantas bandas y eventos te debe haber dado acceso a algún backstage o encuentro especial. ¿Tienes una anécdota para compartirnos?

He tenido la oportunidad de estar en un par de backstages o pasando un rato con los músicos o sus crews. Son cosas que no me espero y las veo como una gran ganancia, eso no lo paga el dinero.

 

Anécdotas, sí, tengo algunas. Desde hace 3 años asisto al festival Afiche Fetiche en la Ciudad de México. Este festival es un poster show, es el Flatstock latino y se realiza dentro del festival Corona Capital. La primera vez que participé, tocaron bandas increíbles que quería ver, como The Sounds, Green Day, Foo Fighters, Pj Harvey y muchas otras que me gustaban. Estaba muy emocionado por el solo hecho de participar y compartir mi stand con Mike Sandoval, un ilustrador que admiro mucho y que también es un gran amigo. Pude conocer a muchos ilustradores héroes para mí que solo conocía por los libros de carteles o sus artes para bandas. Fue un fin de semana increíble, tuvimos acceso a todo el backstage y sus comodidades.

Yo quería ver en vivo a Pj Harvey, es increíble oírla, ver su show y escuchar a todos los músicos de su banda. Entre ellos está Alain Johannes en la guitarra, (What is this, Eleven, RHCP, Pearl Jam, Soundgarden, Chris Cornell su época solista, Queens Of The Stone Age, Dessert Session, Them Crooked Vulturez), es un músico y productor legendario. Meses antes, su manager me había escrito desde Chile pidiéndome un presupuesto. Recuerdo que estaba en mi estudio y no lo podía creer. Un día durante el festival en México, fui por una cerveza al backstage y estaba el bajista de The Sounds me compartió una cerveza y cuando me iba a ir, vi entrar a Alain, así que me acerqué, lo saludé y me presenté. Muy amable, me dio un abrazo y empezamos a hablar sobre la gira, yo le conté quién era, que era ccolombiano y lo que estaba haciendo en México. Cuando le dije eso me dijo:

“Ahhh ya sé quién eres. Tú hiciste el cartel de Iggy Pop, el de color amarillo.”
¡Yo no podía creer que me reconociera por ello!

Luego de un par de años, él y su banda, Alain Johannes Trio, vinieron a Bogotá a tocar en Rock al Parque y pude hacer el cartel de su presentación además de quedarme con una amistad muy valiosa.

Tú no siempre has vivido en Colombia y tienes mucho contacto con ilustradores, artistas y estudios de otros países latinoamericanos ¿Cómo vez la comunidad gráfica en Colombia respecto a otros países de la región? 


Lo que percibo es que está creciendo mucho, gráficamente hay un nivel increíble, tanto de los vieja escuela, como de las nuevas generaciones. He conocido y descubierto que ya nos especializamos, hay quienes ilustran infantil, comida, letras, música, novela gráfica; es increíble la variedad y eso me gusta. En comparación con el nivel de Latinoamérica siento que nos falta tomar y resaltar más nuestra cultura, no quiero decir que ahora todo lo tenemos que poner con los colores de la bandera, o sombreros vueltiaos, pero siento que nos falta estudiar más y saber de dónde venimos. Hay quienes ya lo muestran y lo logran de manera increíble, como Guache, Catalina Estrada, el legado de Dicken Castro y seguro hay muchos más, pero siento que vemos mucho para afuera, hacia el extranjero, cuando acá tenemos cosas hermosas para explorar, fusionar y enseñarle al mundo.

Además de temas musicales algunos de tus carteles también tocan temas sociales. ¿Nos cuentas un poco sobre esa mezcla?

 La mezcla es porque el cartel en sí es un medio de comunicación visual. El cartelismo de promoción se hace desde hace mucho tiempo, como los que hacía Toulouse Lautrec o los que hacían para los shows de Elvis, esos son carteles comerciales, no están pensados para dar un mensaje social. De todas maneras en algunos de los que he hecho he podido poner un mensaje subliminal, como el que hice para Dub de Gaita y los Gaiteros de San Jacinto. En cambio, el cartel social es un cartel de activismo, es propaganda, es comunicar un mensaje político. Eso lo hicieron en el constructivismo soviético, el comunismo ruso, la armada americana y fue esencial en el Mayo Rojo de Francia en el '68, hasta la Alemania nazi hizo propaganda a través del cartel.


  Entonces la mezcla la hago porque estoy convencido de que si el arte no tiene un mensaje, es solo decoración.

Como dice un personaje del libro Satanás de Mario Mendoza: “Si tenemos la oportunidad de levantarnos a vivir de lo que nos gusta, como es el arte, tenemos una responsabilidad social con los que no pueden seguir sus sueños”.

Además de la música ¿Qué te inspira en el día a día?

La cocina. Es otro arte que aprendí con curiosidad cuando me fui de la casa de mi madre a los 18 años. Por medio de la comida y la cocina es posible conocer  personajes importantes, lugares y sabores que quedan como recuerdos en los mapas mentales. Es algo en lo que me gusta pasar el tiempo, lo considero una terapia y me gustaría dedicarme a esto en unos años.